En México se calcula que por la pandemia del COVID19, en solo cuatro meses, se pospusieron unos 100 mil casamientos, de ese total un 97% optó por reagendar su boda a una nueva fecha lo que obligó a que los proveedores y las empresas implicadas se adapten a las nuevas normas. Este país tiene una industria nupcial que mueve anualmente más 4 mil 500 millones de dólares, por lo que reanudar sus actividades de forma responsable es fundamental para su economía. Es por ello, que de acuerdo con la estrategia del gobierno federal, ha previsto la reapertura de los salones de eventos con una limitación del 50% de aforo, aunque las restricciones pueden variar según consideren los gobiernos estatales.
Ante este óptimo panorama, miles de novios mexicanos se preparan y ajustan sus planes a una situación que hace unos meses no habrían podido imaginar y que ahora es obligada para evitar los riesgos de contagios. La celebración de sus respectivas bodas se hará con la aplicación de una serie de protocolos para garantizar que los eventos cumplan todas las medidas y recomendaciones marcadas por las autoridades sanitarias. Entre las medidas tanto de las empresas de banquetes como proveedores destacan la capacitación y el equipamiento de su personal, así como la adaptación creativa de las medidas para demostrar que las bodas pueden ser sanas y emotivas. Las empresas encargadas de la organización y celebración de los enlaces identificarán los puntos más sensibles y de mayor afluencia como primer paso. En estas bodas de la "nueva normalidad" será habitual ver cubrebocas, filtros sanitarios, tapetes sanitizantes y estaciones de gel hidroalcohólico para la desinfección de calzado y manos. Se evitarán, por ejemplo, las actividades y juegos que impliquen aglomeraciones de personas y se reservará un espacio mayor para los servicios de música y entretenimiento como los poses de fotos.
La "nueva normalidad" ha sido bien recibida por los novios que aceptan las nuevas pautas, según la encuesta de Bodas.com.mx entre 430 parejas cuyos matrimonios resultaron afectados por la pandemia. Nueve de cada 10 (87%) ya adoptaron nuevas medidas preventivas en su nueva fecha. La más popular será la de incorporar dispensadores de gel desinfectante, así como obsequiar cubrebocas a sus invitados. También una de cada dos parejas (48 %) está ajustando algunos servicios de su banquete a las recomendaciones sanitarias. Entre las habituales están optar por menús preparados o aperitivos servidos en vez de buffet o plantear cambios en el tipo de animación para la fiesta.
El número de invitados será otro de los ajustes importantes para las bodas de los próximos meses y ya una de cada tres parejas (32%) está haciendo un esfuerzo para reducir su lista de invitados para que las celebraciones concentren a menos personas. Respecto a la experiencia de los invitados, la mitad de las parejas (51%) ya prevé utilizar herramientas digitales para la comunicación con sus seres queridos. Las invitaciones digitales, las actualizaciones a través de la web de la boda y, en general, las notificaciones online sobre las medidas que tendrán que tomar los asistentes serán cotidianas. Las parejas también evaluaron qué hacer con los invitados en situación vulnerable o que vivan lejos y que, debido a las restricciones para viajar, no puedan asistir físicamente. Para tenerlos más cerca sin comprometer su salud, una de cada tres parejas afectadas (34 %) recurrirá a las videollamadas, tan populares durante el tiempo de cuarentena en casa.