Tambores, acróbatas, hiphop, coreografías multitudinarias y bailarines profesionales. Así se han transformado para las redes sociales las ceremonias de matrimonio en donde antes solían ser sobrias.
La novia ocupó el centro del escenario para el ensayo final con el aplomo y la confianza de una estrella experimentada antes de una gran actuación.
Los bailarines de reparto —una mezcla de familiares, amigos de la infancia y artistas profesionales— se colocaron a su alrededor. El coreógrafo, un hombre pequeño con una actitud relajada y pelo largo y ralo, dirigía el ensayo dando instrucciones en voz baja a través del accesorio típico de la era de la covid, dos cubrebocas: los movimientos debían ser más definidos, los dedos debían apuntar más alto, los hombros debían caer más.
Los familiares observaban desde el alféizar de la ventana a la sombra de los cocoteros; un tío mayor golpeaba el brazo del sofá con alegría. La canción punjabi, un éxito popular de Bollywood, sonaba en un pequeño altavoz mientras el grupo practicaba sus movimientos una vez más
Las bodas en el sur de India, sobre todo en el estado costero de Kerala, se han transformado en un festival de color y baile… mucho baile.
A diferencia de las bodas en el norte, las del sur solían ser eventos sobrios centrados en el banquete y que, a lo mucho, incluían una banda de música en vivo. Ahora, las ceremonias se inspiran en el último grito del entretenimiento indio, como los impresionantes ritmos rápidos de la música de baile tamil y télugu, y los coloridos trajes y tambores de Punyab.
La boda de la médica Sheha Pfizer tuvo algo extra. La novia se ha sentido cómoda ante las multitudes y las cámaras desde una edad temprana, pues ha participado en concursos de baile durante gran parte de su vida.
Las ceremonias en Kerala se han vuelto tan llamativas que son la comidilla del lugar y objeto de discusiones virales en línea. Están los tambores punjabi dhol, muy solicitados, pero también hay grupos que hacen bailes egipcios, mexicanos y sufíes luciendo atuendos fastuosos. Se contratan percusionistas de agua, bailarines de barra y acróbatas.
Los más ambiciosos incorporan los trucos narrativos de las telenovelas indias para conseguir un efecto emotivo, y despliegan tecnología de punta —cámaras fijas, drones y muchos efectos especiales musicales—para crear el clímax de un concierto de tecno.
“Cuando ven algo en las redes sociales, dicen: ‘mi boda también debería ser así’”, dice P.J. “Todo el mundo quiere convertirse en una estrella de cine”.
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