Cuando una pareja decide casarse y hace oficial el compromiso matrimonial, arranca un nuevo capítulo en sus vidas: organizar y planificar su boda soñada. Cada tándem se imagina el gran día de una forma diferente; en pocas palabras, no hay dos novios iguales y, por esta razón, tampoco dos enlaces iguales. En esa variedad infinita de tipos de celebraciones, las bodas destino despuntan como tendencia nupcial. Suena bien, pero, futura novia, ¿sabes de qué se trata? Consiste en esto: una pareja decide celebrar su enlace en un lugar diferente al de su residencia habitual. De esta manera, la boda se convierte en una experiencia total para novios e invitados, un viaje muy especial que les llevará a vivir no solo su boda, sino todo lo que engloba casarse en un sitio lejano y alargar los festejos a más de una jornada.
Lo primero (y básico) es elegir fecha y, por supuesto, enclave; todo con meses de antelación. Para organizar una boda destino es imprescindible contar con tiempo, ya que los invitados deben organizar sus vidas y vuelos para poder asistir al evento. Y la otra clave sería crear una experiencia alrededor del enlace. A los asistentes, hay que prepararles toda una aventura que les empuje a hacer la inversión de trasladarse hasta el destino elegido.
La planificación, la organización y la coordinación exhaustivas son clave para el éxito de la boda, de principio a fin. Son muchas las personas que se van a trasladar hasta la ciudad elegida y hay que cuidar los traslados aéreos, hoteles y las actividades que se llevarán a cabo durante los días que están alojados en el destino. Es fundamental comodidad con las conexiones que haya desde el lugar elegido con las distintas ciudades de las que provienen los invitados. Como consejo extra, delegar los vuelos en una misma agencia de viaje para que, en caso de retrasos o cancelaciones, un profesional pueda ayudar a los invitados a llegar a la ciudad donde se celebrará la boda.
Otro detalle que no se puede pasar por alto es el presupuesto. Obvio, será mayor que el que habitualmente dedican los novios a cada partida relativa a los festejos. Preboda, boda, posboda y como extra, además de los eventos y las citas en torno al gran día, proponer y promover entre los asistentes que así lo deseen "alguna visita turística por los edificios más emblemáticos de la ciudad y una ruta gastronómica". Más de moda que nunca, el boom de las 'destination weddings' tiene una explicación. Son tendencia porque generas un fin de semana de experiencias para tus invitados.
Hacer una boda (destino o no) que respire la personalidad de los novios, no hay más secretos para triunfar. Ahora mismo, con las redes sociales queremos copiar todo lo que vemos, pero la realidad es que muchas veces no encaja con la esencia de los novios. Volviendo a por qué montar una boda en una ciudad diferente: Los invitados no solo asisten a una celebración de amor. Si se organiza todo de forma muy profesional, vivirán tres días únicos que harán que recuerden dicha boda por años. No es solo un día de festejo, sino que los invitados tienen la posibilidad de conocer un destino, adentrarse en una cultura diferente y, además, el evento se alarga, ya que las bodas destino suelen contar con una fiesta el día antes y algún encuentro más informal el día después, como un desayuno, un brunch o un almuerzo distendido.